/ viernes 14 de junio de 2019

Mini trabajadores

Tandariola

Un jovencito me dio la canasta en el mercado municipal para que escogiera las verduras que ocupaba. Tendrá unos nueve o diez años. Me pareció servicial y avispado. ¿Es su nieto?, le pregunté a la dueña del local. Me respondió: “Mis nietos son muy flojos, pero este muchachito vive por aquí cerca y viene en fin de semana a ayudarme. Viene por gusto, se gana sus buenos pesos”. Y sí, se ganó su propina.

En el seno de nuestras estirpes tal vez nuestros ascendientes habrán narrado cómo era la vida cuando eran jóvenes. Este ejercicio de la memoria ilustrael panorama desde la experiencia respecto a las arduas jornadas trabajadas a temprana edad. Muchos ámbitos laborales han involucrado desde hace milenios a los niños y las niñas.

En mi linaje hay, como en otros, historias de trabajo infantil. Con justicia y rigor, he de decir que mis parientes más longevos no lo veían mal aunque era muy arduo, pero simplemente lo aceptaban porque no tenían opción. “Desquitábamos el plato de comida”, decía mi abuela paterna.

Al 2017, 3.2 millones de personas en nuestro país de 5 a 17 años trabajan. Un poco más de 1.2 millones realizan labores peligrosas. Sólo el 5.2% del total tienen una ocupación permitida por la Ley Federal del Trabajo (LFT). Sin embargo, no todo es terrible. Según las estimaciones del Módulo de Trabajo Infantil del INEGI, indican que la tendencia es a la baja; del 2015 al 2017 se redujo en un poco más de cien mil menores ocupados (www.inegi.org.mx).

La Constitución que nos rige es clara en el artículo 123, fracción III: “Queda prohibida la utilización del trabajo de los menores de catorce años. Los mayores de esta edad y menores de dieciséis tendrán como jornada máxima la de seis horas”. Por tanto, la edad laboral esa partir de los 15 años. A pesar de ello, el módulo informa que en México más de 800 mil están por debajo de la edad mínima permitida, pero también expone que muchos trabajan sin ser de manera forzada, y por supuesto, se repite el comportamiento por sexo, son más los hombres (63%) que las mujeres (37%).

Entrando en los datos de nuestro estado, la población de 5 a 17 años que trabajan es de 26,017: 68% hombres y 32% mujeres. Al momento de la encuesta, se estimó que realizan una labor permitida unos 1,710 menores; sin embargo, otros 3,591 lo hacen sin tener la edad mínima y 7,595 tienen una ocupación peligrosa. Muy a nuestro pesar, la tasa de trabajo infantil de las y los mini trabajadores sudcalifornianos es de 13.8, por arriba de la media nacional que es de 11. El estado con menor tasa es Querétaro con 5.3 y en contraposición, 19.7 de Nayarit. Esto guarda relación con una reciente investigación del periódico The Guardian titulado “Child labour rampant in tobacco industry”, que los llevó a países de tres continentes. En marzo de 2018 visitaron 10 plantaciones de tabaco nayaritas, en 7 de ellas encontraron menores trabajando (The Guardian. 25/06/2018).

Hay polarización en las entidades en cuanto al sector económico donde laboran, mientras que el grueso de las cifras de menores trabajando en el sector primario es superior en estados como Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Puebla; hay otros donde es mayoritaria en el sector terciario, como en el estado de México, la CDMX, Guanajuato, Quintana Roo y Baja California Sur.

Las y los mini trabajadores entrevistados en el módulo dijeron que el motivo principal es pagar su escuela y/o sus propios gastos; el segundo es por gusto o sólo por ayudar; y el tercero, porque el hogar necesita de su trabajo. No omito mencionar que el cuarto motivo fue el aprender un oficio. Un poco más de la cuarta parte del total indicaron que si dejaran de trabajar no habría consecuencia, pero otra cuarta parte dijo que en el hogar tendría que destinarse ingreso para sus gastos. Por tanto, la principal afectación personal de dejar de trabajar fue que no tendrían dinero para comprarse ropa y calzado. Les faltó agregar el “a su gusto”.

Es sin duda un tema profundo y de muchas aristas cuando se sabe del abuso del que pueden ser objeto, largas jornadas, deserción escolar, labores domésticas excesivas y que muchos no reciben remuneración. Se estima que más de 1,600 menores sudcalifornianos no reciben paga.

Eytale!

Según el reglamento vigente, no se debe vender alcohol a menores de edad, por lo que se solicita la credencial de elector. Un caluroso día -de esos de mucha sed-, acudí a un expendio disfrazado de minisuper en una populosa colonia paceña por la que circulaba. Acudí al mostrador para pagar la fría bebida espirituosa y no me sorprendió que se me pidiera una identificación a pesar de mi evidente edad adulta, sino que el dependiente que la requería era un mozalbete de acaso unos doce años. Ante tal paradoja solo me reí.

Comunicóloga, fotógrafa, diseñadora y sibarita.

@LA_PERALTA. https://ilianaperalta.wixsitecom/tandariola

La Tandariola también se escucha. Martes 18:30 hrs. en La Radio de Sudcalifornia.

Tandariola

Un jovencito me dio la canasta en el mercado municipal para que escogiera las verduras que ocupaba. Tendrá unos nueve o diez años. Me pareció servicial y avispado. ¿Es su nieto?, le pregunté a la dueña del local. Me respondió: “Mis nietos son muy flojos, pero este muchachito vive por aquí cerca y viene en fin de semana a ayudarme. Viene por gusto, se gana sus buenos pesos”. Y sí, se ganó su propina.

En el seno de nuestras estirpes tal vez nuestros ascendientes habrán narrado cómo era la vida cuando eran jóvenes. Este ejercicio de la memoria ilustrael panorama desde la experiencia respecto a las arduas jornadas trabajadas a temprana edad. Muchos ámbitos laborales han involucrado desde hace milenios a los niños y las niñas.

En mi linaje hay, como en otros, historias de trabajo infantil. Con justicia y rigor, he de decir que mis parientes más longevos no lo veían mal aunque era muy arduo, pero simplemente lo aceptaban porque no tenían opción. “Desquitábamos el plato de comida”, decía mi abuela paterna.

Al 2017, 3.2 millones de personas en nuestro país de 5 a 17 años trabajan. Un poco más de 1.2 millones realizan labores peligrosas. Sólo el 5.2% del total tienen una ocupación permitida por la Ley Federal del Trabajo (LFT). Sin embargo, no todo es terrible. Según las estimaciones del Módulo de Trabajo Infantil del INEGI, indican que la tendencia es a la baja; del 2015 al 2017 se redujo en un poco más de cien mil menores ocupados (www.inegi.org.mx).

La Constitución que nos rige es clara en el artículo 123, fracción III: “Queda prohibida la utilización del trabajo de los menores de catorce años. Los mayores de esta edad y menores de dieciséis tendrán como jornada máxima la de seis horas”. Por tanto, la edad laboral esa partir de los 15 años. A pesar de ello, el módulo informa que en México más de 800 mil están por debajo de la edad mínima permitida, pero también expone que muchos trabajan sin ser de manera forzada, y por supuesto, se repite el comportamiento por sexo, son más los hombres (63%) que las mujeres (37%).

Entrando en los datos de nuestro estado, la población de 5 a 17 años que trabajan es de 26,017: 68% hombres y 32% mujeres. Al momento de la encuesta, se estimó que realizan una labor permitida unos 1,710 menores; sin embargo, otros 3,591 lo hacen sin tener la edad mínima y 7,595 tienen una ocupación peligrosa. Muy a nuestro pesar, la tasa de trabajo infantil de las y los mini trabajadores sudcalifornianos es de 13.8, por arriba de la media nacional que es de 11. El estado con menor tasa es Querétaro con 5.3 y en contraposición, 19.7 de Nayarit. Esto guarda relación con una reciente investigación del periódico The Guardian titulado “Child labour rampant in tobacco industry”, que los llevó a países de tres continentes. En marzo de 2018 visitaron 10 plantaciones de tabaco nayaritas, en 7 de ellas encontraron menores trabajando (The Guardian. 25/06/2018).

Hay polarización en las entidades en cuanto al sector económico donde laboran, mientras que el grueso de las cifras de menores trabajando en el sector primario es superior en estados como Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Puebla; hay otros donde es mayoritaria en el sector terciario, como en el estado de México, la CDMX, Guanajuato, Quintana Roo y Baja California Sur.

Las y los mini trabajadores entrevistados en el módulo dijeron que el motivo principal es pagar su escuela y/o sus propios gastos; el segundo es por gusto o sólo por ayudar; y el tercero, porque el hogar necesita de su trabajo. No omito mencionar que el cuarto motivo fue el aprender un oficio. Un poco más de la cuarta parte del total indicaron que si dejaran de trabajar no habría consecuencia, pero otra cuarta parte dijo que en el hogar tendría que destinarse ingreso para sus gastos. Por tanto, la principal afectación personal de dejar de trabajar fue que no tendrían dinero para comprarse ropa y calzado. Les faltó agregar el “a su gusto”.

Es sin duda un tema profundo y de muchas aristas cuando se sabe del abuso del que pueden ser objeto, largas jornadas, deserción escolar, labores domésticas excesivas y que muchos no reciben remuneración. Se estima que más de 1,600 menores sudcalifornianos no reciben paga.

Eytale!

Según el reglamento vigente, no se debe vender alcohol a menores de edad, por lo que se solicita la credencial de elector. Un caluroso día -de esos de mucha sed-, acudí a un expendio disfrazado de minisuper en una populosa colonia paceña por la que circulaba. Acudí al mostrador para pagar la fría bebida espirituosa y no me sorprendió que se me pidiera una identificación a pesar de mi evidente edad adulta, sino que el dependiente que la requería era un mozalbete de acaso unos doce años. Ante tal paradoja solo me reí.

Comunicóloga, fotógrafa, diseñadora y sibarita.

@LA_PERALTA. https://ilianaperalta.wixsitecom/tandariola

La Tandariola también se escucha. Martes 18:30 hrs. en La Radio de Sudcalifornia.

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