/ martes 7 de abril de 2020

Mi Gusto ES… (o LA OTRA MIRADA)

Esta columna que hoy nace, tendrá el propósito de darle voz a la ciudad.

Esta y cualquier que lo sea.

A la ciudad y a sus personajes, más bien.

Si quieren un tema específico, ese sería.

También a sus adentros y lo que a diario nos cuentan, ya sea porque la historia está ahí, a la intemperie, o porque hay que armarla a modo de rompecabezas retomando piezas de aquí y de ahí, de esto y de lo otro, hasta que finalmente sea cuerpo, palabra, recuerdo, presente, trascendencia o exhumación que alguien sepultó sin percatarse que aun guardaba mucha vida.

Quiero decir entonces que seremos voz y portavoz de todo eso que atrapa un viandante con mirada de ponecuidado en esta urbe pero sin intromisión superflua sino tan solo en aquellos casos que, como ciudadanos, nos pertenezca, nos corresponda, nos duela, nos enamore, nos haga nombrarla con todos sus ojazos , con todos sus amores.

Del estilo ni se preocupen. Ya lo irán conociendo.

Seré como el que hasta ahora soy cuando me vuelco en esto de la escribidera: juego, lloro, exhalo, rio, grito y cuento, ante todo cuento, de preferencia sin el peso de la solemnidad pero sin restarle importancia o seriedad a lo que lo tiene.

De una calle, de un personaje, de esa esquina, de un suceso inesperado, del barrio, del trajín diario de cualquier de nosotros y de uno que otro que como figura pública haga lo necesario, así sea involuntariamente, de no pasar desapercibido.

Que sea esta coyuntura tan peculiar la que nos reciba y que este planeta de una vuelta completita alrededor del sol para estar de nuevo aquí el otro año, cuando menos, y sigamos hablando de esta ciudad y las ciudades.

De lo que diga, yo seré el único responsable, por más que sea en este espacio no mío (o sí) donde se me dé la oportunidad de cronicarles lo que vayamos viendo, lo que vayamos tocando, lo que vayamos descubriendo.

De este modo a la ciudad toda y tal cual, le habremos de seguir los pasos y pase lo que pase, le habremos de seguir sus pasos.

Topen en eso, nada más en eso, que al cabo mi gusto es.

Esta columna que hoy nace, tendrá el propósito de darle voz a la ciudad.

Esta y cualquier que lo sea.

A la ciudad y a sus personajes, más bien.

Si quieren un tema específico, ese sería.

También a sus adentros y lo que a diario nos cuentan, ya sea porque la historia está ahí, a la intemperie, o porque hay que armarla a modo de rompecabezas retomando piezas de aquí y de ahí, de esto y de lo otro, hasta que finalmente sea cuerpo, palabra, recuerdo, presente, trascendencia o exhumación que alguien sepultó sin percatarse que aun guardaba mucha vida.

Quiero decir entonces que seremos voz y portavoz de todo eso que atrapa un viandante con mirada de ponecuidado en esta urbe pero sin intromisión superflua sino tan solo en aquellos casos que, como ciudadanos, nos pertenezca, nos corresponda, nos duela, nos enamore, nos haga nombrarla con todos sus ojazos , con todos sus amores.

Del estilo ni se preocupen. Ya lo irán conociendo.

Seré como el que hasta ahora soy cuando me vuelco en esto de la escribidera: juego, lloro, exhalo, rio, grito y cuento, ante todo cuento, de preferencia sin el peso de la solemnidad pero sin restarle importancia o seriedad a lo que lo tiene.

De una calle, de un personaje, de esa esquina, de un suceso inesperado, del barrio, del trajín diario de cualquier de nosotros y de uno que otro que como figura pública haga lo necesario, así sea involuntariamente, de no pasar desapercibido.

Que sea esta coyuntura tan peculiar la que nos reciba y que este planeta de una vuelta completita alrededor del sol para estar de nuevo aquí el otro año, cuando menos, y sigamos hablando de esta ciudad y las ciudades.

De lo que diga, yo seré el único responsable, por más que sea en este espacio no mío (o sí) donde se me dé la oportunidad de cronicarles lo que vayamos viendo, lo que vayamos tocando, lo que vayamos descubriendo.

De este modo a la ciudad toda y tal cual, le habremos de seguir los pasos y pase lo que pase, le habremos de seguir sus pasos.

Topen en eso, nada más en eso, que al cabo mi gusto es.