/ viernes 19 de agosto de 2022

Mi cel

Allá vibra, suena, gestiona actualizaciones, recibe mensajes y notificaciones de las redes personales y noticias de último momento. Acá, angustia, un dejo a miseria, desamparo y desolación. Olvido del celular en la vivienda. Herramienta de trabajo o motivo de adicción. Apego al vínculo de nuestro ser virtual o elemento de status tecnológico. Tecnopatías. ¿Todo al mismo tiempo?

El caso es que nos invade una desazón tremenda si olvidamos el celular en casa o en algún otro lugar. Recién una amiga dejó su Iphone en el asiento trasero de un Uber en la CDMX y la urgencia por recuperarlo hizo que encontrara soluciones creativas para recuperarlo. Trianguló información, concertó, pagó, etc. Dos horas después el chofer hizo entrega del aparato. Fiuuu.

He de decir además que la variedad de modelos y marcas hoy hacen asequible un smarthone, ya que como se dice popularmente, se venden como pan caliente. Y sí, le hemos dado un lugar preponderante en la cotidianeidad. Para muchas personas adquiere el rango de “indispensable”, digo, nutrir de contenidos en las redes ocupa de una inversión de tiempo captando momentos de la realidad individual que se comparten, experiencias captadas in situ por la herramienta oportuna y elemental, el celular, ya sea un acto delictivo, una evidencia o un plato de ceviche.

La expansión de las coberturas, equipamientos y las capacidades económicas de los segmentos demográficos lo hacen posible, por lo que es amplia la penetración en realidades que se ven de manera diferenciada en los países del mundo, pero el nuestro siempre destaca.

De los datos disponibles de Latinoamérica respecto a la teledensidad o penetración del servicio móvil de telefonía, despuntan Chile, Argentina, Colombia, Brasil y claro, México, respecto al resto de los países (bit.ift.org.mx).

En un breve análisis de 2018 al 2021 sobre la cantidad de personas usuarias de celular en México denota que ha ascendido 5%. Pudiera ser un dato menor, sin embargo, se refiere a un gran volumen porque es una estimación de apenas cuatro años: en el 2018 usaban celular 79.6 millones de personas; al 2021 son 91.7 millones.

Y si de nuestra media península hablamos, figura en el tercer lugar nacional, después de la CDMX y Sinaloa. La estimación al 2021 expone que de cada 100 personas de la entidad, 86 usan celular.

Otro dato revelador es que aumenta el uso de los celulares smart y disminuyen los celulares “comunes”, indicador del indetenible traslado tecnológico, lo cual deriva en la ampliación del acceso a contenidos multimedia y multiformato. En apenas cuatro años se redujo el uso de celulares “maizoritos” en 13.8% (INEGI. ENDUTIH 2018-2021). Por supuesto, va por añadidura que es una población más educada en el manejo táctil, apps, gestión de fotos, etc. Por lo que pensar en el home school fue posible en tiempos del covid al contar con un equipo que pudo posibilitar el mantenerse al día en términos escolares.

Es esta una penetración inédita y veloz de un equipamiento. Por citar un ejemplo, para que en un hogar de una localidad rural pudiera contar con televisión pasaron décadas (El Sudcaliforniano. 12/04/2019).

Sin duda es apasionante adentrarse en la información de este rubro tecnológico del que se desprende una voracidad impostergable por la actualización (o morir). En esta alta demanda subyacenlas pugnas por los minerales para generar los componentes, los desechos químicos, el procesamiento del litio para las baterías, el incremento de antenas en las zonas urbanas y una larga lista de situaciones en el entorno de un aparato que cabe en una mano.

¡Eytale!

Con la expansión de los celulares entre la población y el excesivo tiempo que se destina para su uso, se describen ya enfermedades (tecnopatías) y comportamientos psicológicos y somáticos anormales, como el síndrome de túnel carpiano, síndrome de sueño insuficiente, síndrome de vibración fantasma, nomofobia (miedo irracional a no tener el móvil o a estar incomunicado a Internet), cefalea, episodios de ansiedad y otras más(Revistas UNAM. Enfermo por el celular). ¿Tiene usted algo de estos síntomas?

Comunicóloga, fotógrafa y sibarita. Premio estatal de periodismo 2022 en la categoría de artículo de fondo.

iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTA

Allá vibra, suena, gestiona actualizaciones, recibe mensajes y notificaciones de las redes personales y noticias de último momento. Acá, angustia, un dejo a miseria, desamparo y desolación. Olvido del celular en la vivienda. Herramienta de trabajo o motivo de adicción. Apego al vínculo de nuestro ser virtual o elemento de status tecnológico. Tecnopatías. ¿Todo al mismo tiempo?

El caso es que nos invade una desazón tremenda si olvidamos el celular en casa o en algún otro lugar. Recién una amiga dejó su Iphone en el asiento trasero de un Uber en la CDMX y la urgencia por recuperarlo hizo que encontrara soluciones creativas para recuperarlo. Trianguló información, concertó, pagó, etc. Dos horas después el chofer hizo entrega del aparato. Fiuuu.

He de decir además que la variedad de modelos y marcas hoy hacen asequible un smarthone, ya que como se dice popularmente, se venden como pan caliente. Y sí, le hemos dado un lugar preponderante en la cotidianeidad. Para muchas personas adquiere el rango de “indispensable”, digo, nutrir de contenidos en las redes ocupa de una inversión de tiempo captando momentos de la realidad individual que se comparten, experiencias captadas in situ por la herramienta oportuna y elemental, el celular, ya sea un acto delictivo, una evidencia o un plato de ceviche.

La expansión de las coberturas, equipamientos y las capacidades económicas de los segmentos demográficos lo hacen posible, por lo que es amplia la penetración en realidades que se ven de manera diferenciada en los países del mundo, pero el nuestro siempre destaca.

De los datos disponibles de Latinoamérica respecto a la teledensidad o penetración del servicio móvil de telefonía, despuntan Chile, Argentina, Colombia, Brasil y claro, México, respecto al resto de los países (bit.ift.org.mx).

En un breve análisis de 2018 al 2021 sobre la cantidad de personas usuarias de celular en México denota que ha ascendido 5%. Pudiera ser un dato menor, sin embargo, se refiere a un gran volumen porque es una estimación de apenas cuatro años: en el 2018 usaban celular 79.6 millones de personas; al 2021 son 91.7 millones.

Y si de nuestra media península hablamos, figura en el tercer lugar nacional, después de la CDMX y Sinaloa. La estimación al 2021 expone que de cada 100 personas de la entidad, 86 usan celular.

Otro dato revelador es que aumenta el uso de los celulares smart y disminuyen los celulares “comunes”, indicador del indetenible traslado tecnológico, lo cual deriva en la ampliación del acceso a contenidos multimedia y multiformato. En apenas cuatro años se redujo el uso de celulares “maizoritos” en 13.8% (INEGI. ENDUTIH 2018-2021). Por supuesto, va por añadidura que es una población más educada en el manejo táctil, apps, gestión de fotos, etc. Por lo que pensar en el home school fue posible en tiempos del covid al contar con un equipo que pudo posibilitar el mantenerse al día en términos escolares.

Es esta una penetración inédita y veloz de un equipamiento. Por citar un ejemplo, para que en un hogar de una localidad rural pudiera contar con televisión pasaron décadas (El Sudcaliforniano. 12/04/2019).

Sin duda es apasionante adentrarse en la información de este rubro tecnológico del que se desprende una voracidad impostergable por la actualización (o morir). En esta alta demanda subyacenlas pugnas por los minerales para generar los componentes, los desechos químicos, el procesamiento del litio para las baterías, el incremento de antenas en las zonas urbanas y una larga lista de situaciones en el entorno de un aparato que cabe en una mano.

¡Eytale!

Con la expansión de los celulares entre la población y el excesivo tiempo que se destina para su uso, se describen ya enfermedades (tecnopatías) y comportamientos psicológicos y somáticos anormales, como el síndrome de túnel carpiano, síndrome de sueño insuficiente, síndrome de vibración fantasma, nomofobia (miedo irracional a no tener el móvil o a estar incomunicado a Internet), cefalea, episodios de ansiedad y otras más(Revistas UNAM. Enfermo por el celular). ¿Tiene usted algo de estos síntomas?

Comunicóloga, fotógrafa y sibarita. Premio estatal de periodismo 2022 en la categoría de artículo de fondo.

iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTA

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