/ jueves 15 de noviembre de 2018

Make-up

Tandariola

Proceso rutinario matutino para muchas mujeres: aplicar una base en crema, corrector, quizá algo de sombras en los párpados, rímel, rubor, delineador de ojos, labial… labor indispensable para otras. Dictadura para las siempre bellas. Inclusión en la agenda diaria femenina y en el presupuesto que se invierte en la manutención de la imagen personal. Cosmética. Estilo en el rostro.

Sin maquillaje Marilyn Monroe no sería ícono de la belleza femenina. Aunque “no hay mujer fea, sino mal arreglada”, título alentador de un material viralizado en redes sociales nutrido de imágenes de mujeres a las que se les dio un twist con maquillaje y un buen peinado. Eran sorprendentes los cambios, es más, eran casi irreconocibles después de la transformación.

Los imperios cosméticos se han constituido en productos que afinan rasgos, resaltan los ojos, escoden arrugas, desvanecen manchas y dan color y brillo a los labios. No son los ítems de la belleza tendencias de las épocas recientes, ya que colorearse los labios era una costumbre en Sumeria hace cinco mil años, Cleopatra se daba color usando cochinillas en el antiguo Egipto (www.harpersbazaar.com) y recientemente se difundió el hallazgo de un sepulcro del siglo III de una joven romana que fue sepultada con frascos de perfume, una paleta de maquillaje y un espejo de mano de plata en Alemania Occidental (www.lajornada.com.mx).

Dado que el tema de la cosmética -no por vanidad, aclaro- ha sido de interés femenino desde hace milenios, aunque actualmente no utiliza materiales totalmente naturales. La industria genera productos que varían presentaciones y materias primas que estarán en contacto directo con la piel. Según el periódico El Financiero, en la época navideña se incrementan las ventas de éstos en un 40 % por ser una opción de regalo; también al comprar se observa primeramente el precio, después la efectividad y luego el prestigio de la marca. Además no hay que disociar que enfermedades de la piel como el acné es uno de los problemas más comunes por el uso de estos productos (www.elfinanciero.com.mx).

Otro aspecto es la medición en los hogares mexicanos del gasto corriente circunscrito en el rubro de cuidados personales, accesorios y efectos personales y otros gastos diversos. Trimestralmente se destina un 7.4 % del gasto total por hogar en estos productos. Sin embargo, si se analizan las jefaturas de los hogares por sexo, los encabezados por hombres destinan menos (7.3 % del gasto) y en los de mujeres es un poco más (7.6 %). Entiendo entonces que las mujeres que aportan el ingreso del hogar requieren consumir elementos para su cuidado y presencia personal (Inegi. Encuesta Nacional de Hogares 2017).

Y en un prurito estadístico, realicé una breve encuesta a mis amistades, amigas cercanas y parientes con una sola pregunta: ¿cuánto tiempo tardas en maquillarte? Las respuestas no me sorprendieron mucho, obteniendo una media de 15 minutos cuando es un maquillaje del diario. Para ocasiones especiales o eventos nocturnos asciende a 35 minutos y si se incluyen pestañas postizas, podría ser más de una hora. Un look espectacular elaborado con buen gusto y en tendencia, con compuestos químicos, derivados del petróleo, cera de abeja, titanio, etc.

El entorno comercial de esta industria se enfoca a las mujeres en todos los segmentos, pero en un ampliado espectro de consumo también invita a los hombres a embellecerse. L’Oreal lanzó su línea de productos masculinos conformado por base de maquillaje, corrector de ojeras y polvos matizantes. Obviamente, arguyen que los antiguos egipcios maquillaban sus ojos y en el siglo XVIII utilizaban maquillaje igual que las mujeres con toda naturalidad (www.loreal-paris.es). Incluso un viril personaje británico ha sacado recientemente su línea cosmética masculina, House 99 de David Beckham, de la mano de L’Oreal Luxe, con 21 productos (www.elpais.com).

Las ventas para la belleza siempre innovan en marketing que hoy incluye a influencers, como la casi multimillonaria Kylie Jenner de 20 años, de la dinastía Kardashian, que con su línea Kylie Cosmetics ha vendido en dos años $630 millones de dólares, con un valor neto de $900 millones según la revista Forbes (www.theguardian.com). Maquillarse al natural o a la femme fatale, he ahí el dilema ante una específica intención. Porque como diría el fundador de Revlon, Charles Revson: “En la fábrica, hacemos cosméticos. En la tienda, vendemos esperanza” (www.revlon.com.ar).

¡Eytale!

Tocan a la puerta. Abro y es una promotora de televisión de paga. Es verano. El calor se transmuta en gotas de sudor que se deslizan por la gruesa capa de maquillaje que desentona con el color natural del cuello y las orejas, arrastrando el rubor de tonos terrosos. Las líneas de expresión quiebran el grueso ungüento con una sonrisa forzada. El cuello otrora blanco de su blusa lucía embarrado de una mezcla de mugre, sudor y maquillaje en crema. Embelesada en los detalles de su cosmética trastocada, apenas entendí lo que decía. Le agradecí la información. Le ofrecí un vaso de agua. Aceptó y dejó el contorno de sus labios con su labial color pitahaya. Acalorada pero entusiasta, se retiró y me quedé con esa imagen de vodevil por un rato.

Tandariola

Proceso rutinario matutino para muchas mujeres: aplicar una base en crema, corrector, quizá algo de sombras en los párpados, rímel, rubor, delineador de ojos, labial… labor indispensable para otras. Dictadura para las siempre bellas. Inclusión en la agenda diaria femenina y en el presupuesto que se invierte en la manutención de la imagen personal. Cosmética. Estilo en el rostro.

Sin maquillaje Marilyn Monroe no sería ícono de la belleza femenina. Aunque “no hay mujer fea, sino mal arreglada”, título alentador de un material viralizado en redes sociales nutrido de imágenes de mujeres a las que se les dio un twist con maquillaje y un buen peinado. Eran sorprendentes los cambios, es más, eran casi irreconocibles después de la transformación.

Los imperios cosméticos se han constituido en productos que afinan rasgos, resaltan los ojos, escoden arrugas, desvanecen manchas y dan color y brillo a los labios. No son los ítems de la belleza tendencias de las épocas recientes, ya que colorearse los labios era una costumbre en Sumeria hace cinco mil años, Cleopatra se daba color usando cochinillas en el antiguo Egipto (www.harpersbazaar.com) y recientemente se difundió el hallazgo de un sepulcro del siglo III de una joven romana que fue sepultada con frascos de perfume, una paleta de maquillaje y un espejo de mano de plata en Alemania Occidental (www.lajornada.com.mx).

Dado que el tema de la cosmética -no por vanidad, aclaro- ha sido de interés femenino desde hace milenios, aunque actualmente no utiliza materiales totalmente naturales. La industria genera productos que varían presentaciones y materias primas que estarán en contacto directo con la piel. Según el periódico El Financiero, en la época navideña se incrementan las ventas de éstos en un 40 % por ser una opción de regalo; también al comprar se observa primeramente el precio, después la efectividad y luego el prestigio de la marca. Además no hay que disociar que enfermedades de la piel como el acné es uno de los problemas más comunes por el uso de estos productos (www.elfinanciero.com.mx).

Otro aspecto es la medición en los hogares mexicanos del gasto corriente circunscrito en el rubro de cuidados personales, accesorios y efectos personales y otros gastos diversos. Trimestralmente se destina un 7.4 % del gasto total por hogar en estos productos. Sin embargo, si se analizan las jefaturas de los hogares por sexo, los encabezados por hombres destinan menos (7.3 % del gasto) y en los de mujeres es un poco más (7.6 %). Entiendo entonces que las mujeres que aportan el ingreso del hogar requieren consumir elementos para su cuidado y presencia personal (Inegi. Encuesta Nacional de Hogares 2017).

Y en un prurito estadístico, realicé una breve encuesta a mis amistades, amigas cercanas y parientes con una sola pregunta: ¿cuánto tiempo tardas en maquillarte? Las respuestas no me sorprendieron mucho, obteniendo una media de 15 minutos cuando es un maquillaje del diario. Para ocasiones especiales o eventos nocturnos asciende a 35 minutos y si se incluyen pestañas postizas, podría ser más de una hora. Un look espectacular elaborado con buen gusto y en tendencia, con compuestos químicos, derivados del petróleo, cera de abeja, titanio, etc.

El entorno comercial de esta industria se enfoca a las mujeres en todos los segmentos, pero en un ampliado espectro de consumo también invita a los hombres a embellecerse. L’Oreal lanzó su línea de productos masculinos conformado por base de maquillaje, corrector de ojeras y polvos matizantes. Obviamente, arguyen que los antiguos egipcios maquillaban sus ojos y en el siglo XVIII utilizaban maquillaje igual que las mujeres con toda naturalidad (www.loreal-paris.es). Incluso un viril personaje británico ha sacado recientemente su línea cosmética masculina, House 99 de David Beckham, de la mano de L’Oreal Luxe, con 21 productos (www.elpais.com).

Las ventas para la belleza siempre innovan en marketing que hoy incluye a influencers, como la casi multimillonaria Kylie Jenner de 20 años, de la dinastía Kardashian, que con su línea Kylie Cosmetics ha vendido en dos años $630 millones de dólares, con un valor neto de $900 millones según la revista Forbes (www.theguardian.com). Maquillarse al natural o a la femme fatale, he ahí el dilema ante una específica intención. Porque como diría el fundador de Revlon, Charles Revson: “En la fábrica, hacemos cosméticos. En la tienda, vendemos esperanza” (www.revlon.com.ar).

¡Eytale!

Tocan a la puerta. Abro y es una promotora de televisión de paga. Es verano. El calor se transmuta en gotas de sudor que se deslizan por la gruesa capa de maquillaje que desentona con el color natural del cuello y las orejas, arrastrando el rubor de tonos terrosos. Las líneas de expresión quiebran el grueso ungüento con una sonrisa forzada. El cuello otrora blanco de su blusa lucía embarrado de una mezcla de mugre, sudor y maquillaje en crema. Embelesada en los detalles de su cosmética trastocada, apenas entendí lo que decía. Le agradecí la información. Le ofrecí un vaso de agua. Aceptó y dejó el contorno de sus labios con su labial color pitahaya. Acalorada pero entusiasta, se retiró y me quedé con esa imagen de vodevil por un rato.

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