/ martes 7 de junio de 2022

Los (no) delincuentes

Ahorita te tienes que defender y más de los licenciados y de todo.

Con esa seguridad le decía, imperativamente, la señora de piel morena y enjuta de carnes, a ese joven que supongo es su hijo, el cual era dueño de una media filiación, nada agraciada, que describía César Lombroso respecto al delincuente nato pero que para esta madre, por más que la partida de antecedentes penales riñera con su creencia, de todo era inocente.

Puedo jurarlo.

Si en un lío se metió y ahora lo andaba sacando, no era el momento, si es que lo hay en estos casos, de ejercer autocríticas y asumir obligaciones, más bien la estrategia, consciente o no, puede ser la de siempre, la cual se funda en acusar, señalar, reclamar, pedir exigir, saltarte las trancas, apuntar con el dedo y gritar que agarren al ladrón, si es necesario.

El deslinde evita que el joven no se frustre, y no decirle, como le debieron de enseñar desde niño que hay límites , por más que apretemos los dientes del coraje, para que un día, mañana o pasado , a los tres años, los nueve años ,a los quince , a los treinta o a punto de jubilarte de su vida impune, ya maduro o despañalado, no siga creyendo que todos tienen la culpa de lo que le pasa, menos él y hay que solucionarle lo que pida , de los contrario se puede enojar y no buscará quien se la hizo, sino quien se la pague.

No era el momento, dije arriba, porque nunca lo es porque han conseguido amedrentar, a salirse con la suya, a levantar la voz con estridencia y hacer aspavientos que al fin de cuentas es lo que le ha dado resultado.

No, no lo es para quien nunca ha sido capaz de verbalizar frente a un especialista, lo que debió de expresar desde chiquito o más delante a ese que lo había invitado a recostarse en el diván, para que le confesara sus bronquitas atoradas en sus emociones que no sabe controlar, y su incapacidad para experimentar una frustración, pues ya de grandecito, cuando las vive, no las resuelve si no es con la ira, con el aislamiento social, con la soberbia

o con el autoritarismo de un niño mimado que si no le dan lo que quiere, se emberrincha, se tira al piso y cierra los ojos como quien , en su etapa de adulto, se embronca en todas sus relaciones interpersonales- trabajo, familia, amistades-pero repito: cualquiera tiene la culpa de lo que le pasa, menos él.

Vuelvo con los que empecé:

Ambos se retiraban del centro de gobierno, luego de un trámite cualquiera, donde si las cosas habían salido bien o mal, no importaba, el asunto era responsabilizar a cualquier de lo que pudo haber pasado, menos a ellos y esta vez le tocó a los licenciados.

De los que más te tienes que defender, sobre todo.

Si no quería sentirme aludido, pude ignorarlos, haciendo concha, o ampliar la definición, recordándoles que licenciado es toda persona que ha obtenido una licenciatura universitaria y demás explicaciones que ahorita no quiero compartir.

Pero si al decir licenciados, se referían a los abogados, entonces sí, hago un alto en el camino hacia donde iba, me regreso, los alcanzo, los siento en una de las banquitas de cemento que están por ahí y los increpo:

¿por qué hay que defenderse más de los licenciados? Cuénteme ¿le robaron? ¿si así ocurrió, fue todo el gremio de abogados el que le robó como para generalizar o solo fue uno entre miles? ¿dice eso porque, después de quince entradas al cereso, en esta ocasión no lo sacó? ¿Hay que cuidarse de ellos por haber estudiado esa profesión?, porque fueron irresponsables con su trabajo ¿, porque no entender lo que le dijo y mal viajándose lo juzga desde su ignorancia? ¿Por qué de pronto no le solucionó algo imposible? ¿Por qué no lo atendió cada ocasión que le llamaba? Porque le cobró por su trabajo ¿porque no hizo precisamente lo que un intruso abogado sugería desde lejitos? O cuál es la razón para ser tan categóricos y advertirle a su cachorro que se cuidara sobre todo de los licenciados.?

Eso pregunto ahora y casi estuve a punto de preguntarle el día que la escuché decirlo: No sé qué hubiera pasado, pero me imagino interrogándola

- -“Señora, mucho gusto, soy licenciado ¿ de mi también se tienen que cuidar su criatura o es de otros?

“ Doña: ¿calumniaron a su vástago acusándolo de algún delito que jamás cometió? *

“ Seño: ¿ de la sociedad entera debe cuidarse su retoño y en especial de esa especie humana y depredadora a la que usted llama licenciados?

¿El muchacho es un ser productivo, noble y leal , de tal suerte que es incapaz de cometer un atraco , un cristalazo, un robo a casa habitación?

¿Las caídas a la grande( o a la chica cuando era menor de edad) fue porque un licenciado lo sonsacó , lo corrompió, lo sedujo como el jefe de la banda o, en cambio fueron estos, los profesionistas quienes, a pesar de estar su expediente cuesta arriba , al pasar de los días o los meses o los años, lograron su libertad para que se fuera a la casita a saborear el platillo favorito preparado por mamá?

Claro que no la sometí a este interrogatorio, ni loco que estuviera, pero si pasó por mi mente esa como indignación que uno siente, cuando escuchar decir barbaridades nacidas desde el prejuicio, la ignorancia, o el afán de esquivar responsabilidades si es que algo no salió como este par querían.

Esa es otro: yo parto de la idea de que despotricaban de los licenciados o la señora le heredaba ese sabio consejo porque acababan de vivir una mala experiencia con “los licenciados “o estos habían sido desleales en alguna ocasión o minutos antes uno de ellos le sacó la cartera o le arrebató la bolsa de mano o le entregó cuentas mochas de alguna gestión burocrática, un juicio o un trámite jurídico simple y llevaban a cuestas el pesado costal de la derrota.

Yo parto de eso, dije. Porque solo así lo entendería, aunque fuese poquito ya que no en todos los casos, los tropiezos están a cargo de esos abominables licenciados.

Porque curioso sería que, después de ganar y darles buenas noticias, aun así se hubieran enojado, practicando la estrategia de siempre para seguir por la vida , haciendo como que la virgen les habla , a la hora de corresponder y de las autocríticas.

Ahorita te tienes que defender y más de los licenciados y de todo.

Con esa seguridad le decía, imperativamente, la señora de piel morena y enjuta de carnes, a ese joven que supongo es su hijo, el cual era dueño de una media filiación, nada agraciada, que describía César Lombroso respecto al delincuente nato pero que para esta madre, por más que la partida de antecedentes penales riñera con su creencia, de todo era inocente.

Puedo jurarlo.

Si en un lío se metió y ahora lo andaba sacando, no era el momento, si es que lo hay en estos casos, de ejercer autocríticas y asumir obligaciones, más bien la estrategia, consciente o no, puede ser la de siempre, la cual se funda en acusar, señalar, reclamar, pedir exigir, saltarte las trancas, apuntar con el dedo y gritar que agarren al ladrón, si es necesario.

El deslinde evita que el joven no se frustre, y no decirle, como le debieron de enseñar desde niño que hay límites , por más que apretemos los dientes del coraje, para que un día, mañana o pasado , a los tres años, los nueve años ,a los quince , a los treinta o a punto de jubilarte de su vida impune, ya maduro o despañalado, no siga creyendo que todos tienen la culpa de lo que le pasa, menos él y hay que solucionarle lo que pida , de los contrario se puede enojar y no buscará quien se la hizo, sino quien se la pague.

No era el momento, dije arriba, porque nunca lo es porque han conseguido amedrentar, a salirse con la suya, a levantar la voz con estridencia y hacer aspavientos que al fin de cuentas es lo que le ha dado resultado.

No, no lo es para quien nunca ha sido capaz de verbalizar frente a un especialista, lo que debió de expresar desde chiquito o más delante a ese que lo había invitado a recostarse en el diván, para que le confesara sus bronquitas atoradas en sus emociones que no sabe controlar, y su incapacidad para experimentar una frustración, pues ya de grandecito, cuando las vive, no las resuelve si no es con la ira, con el aislamiento social, con la soberbia

o con el autoritarismo de un niño mimado que si no le dan lo que quiere, se emberrincha, se tira al piso y cierra los ojos como quien , en su etapa de adulto, se embronca en todas sus relaciones interpersonales- trabajo, familia, amistades-pero repito: cualquiera tiene la culpa de lo que le pasa, menos él.

Vuelvo con los que empecé:

Ambos se retiraban del centro de gobierno, luego de un trámite cualquiera, donde si las cosas habían salido bien o mal, no importaba, el asunto era responsabilizar a cualquier de lo que pudo haber pasado, menos a ellos y esta vez le tocó a los licenciados.

De los que más te tienes que defender, sobre todo.

Si no quería sentirme aludido, pude ignorarlos, haciendo concha, o ampliar la definición, recordándoles que licenciado es toda persona que ha obtenido una licenciatura universitaria y demás explicaciones que ahorita no quiero compartir.

Pero si al decir licenciados, se referían a los abogados, entonces sí, hago un alto en el camino hacia donde iba, me regreso, los alcanzo, los siento en una de las banquitas de cemento que están por ahí y los increpo:

¿por qué hay que defenderse más de los licenciados? Cuénteme ¿le robaron? ¿si así ocurrió, fue todo el gremio de abogados el que le robó como para generalizar o solo fue uno entre miles? ¿dice eso porque, después de quince entradas al cereso, en esta ocasión no lo sacó? ¿Hay que cuidarse de ellos por haber estudiado esa profesión?, porque fueron irresponsables con su trabajo ¿, porque no entender lo que le dijo y mal viajándose lo juzga desde su ignorancia? ¿Por qué de pronto no le solucionó algo imposible? ¿Por qué no lo atendió cada ocasión que le llamaba? Porque le cobró por su trabajo ¿porque no hizo precisamente lo que un intruso abogado sugería desde lejitos? O cuál es la razón para ser tan categóricos y advertirle a su cachorro que se cuidara sobre todo de los licenciados.?

Eso pregunto ahora y casi estuve a punto de preguntarle el día que la escuché decirlo: No sé qué hubiera pasado, pero me imagino interrogándola

- -“Señora, mucho gusto, soy licenciado ¿ de mi también se tienen que cuidar su criatura o es de otros?

“ Doña: ¿calumniaron a su vástago acusándolo de algún delito que jamás cometió? *

“ Seño: ¿ de la sociedad entera debe cuidarse su retoño y en especial de esa especie humana y depredadora a la que usted llama licenciados?

¿El muchacho es un ser productivo, noble y leal , de tal suerte que es incapaz de cometer un atraco , un cristalazo, un robo a casa habitación?

¿Las caídas a la grande( o a la chica cuando era menor de edad) fue porque un licenciado lo sonsacó , lo corrompió, lo sedujo como el jefe de la banda o, en cambio fueron estos, los profesionistas quienes, a pesar de estar su expediente cuesta arriba , al pasar de los días o los meses o los años, lograron su libertad para que se fuera a la casita a saborear el platillo favorito preparado por mamá?

Claro que no la sometí a este interrogatorio, ni loco que estuviera, pero si pasó por mi mente esa como indignación que uno siente, cuando escuchar decir barbaridades nacidas desde el prejuicio, la ignorancia, o el afán de esquivar responsabilidades si es que algo no salió como este par querían.

Esa es otro: yo parto de la idea de que despotricaban de los licenciados o la señora le heredaba ese sabio consejo porque acababan de vivir una mala experiencia con “los licenciados “o estos habían sido desleales en alguna ocasión o minutos antes uno de ellos le sacó la cartera o le arrebató la bolsa de mano o le entregó cuentas mochas de alguna gestión burocrática, un juicio o un trámite jurídico simple y llevaban a cuestas el pesado costal de la derrota.

Yo parto de eso, dije. Porque solo así lo entendería, aunque fuese poquito ya que no en todos los casos, los tropiezos están a cargo de esos abominables licenciados.

Porque curioso sería que, después de ganar y darles buenas noticias, aun así se hubieran enojado, practicando la estrategia de siempre para seguir por la vida , haciendo como que la virgen les habla , a la hora de corresponder y de las autocríticas.