/ miércoles 22 de junio de 2022

Ignacio Tirsch y el pueblo de Santiago

Cuando llegó la orden de la expulsión de los miembros de la compañía de Jesús de los reinos de España, mediante el decreto expedido por el rey Carlos III, el 27 de febrero de 1767, los misioneros establecidos en la península californiana tuvieron que obedecer las órdenes reales.

Ignacio Tirsch, quien había llegado a Loreto en el año de 1762, fue comisionado para hacerse cargo de la misión de Santiago, por lo que duró siete años en ella. En ese tiempo logró restaurar la iglesia después de la rebelión indígena que en el año de 1734 la destruyó y asesinó al padre Lorenzo Carranco.

En ese corto periodo de tiempo Tirsch no hizo nada significativo con la evangelización de los grupos indígenas. Y hubiera pasado desapercibido como uno más de los jesuitas que llegaron a la península, pero su afición a observar la naturaleza y el comportamiento de sus feligreses lo llevaron a representar dibujos plantas, animales y escenas de la vida cotidiana de esos lugares,

En total son 46 dibujos a color y un bosquejo a pluma. Contienen breves anotaciones en alemán junto con palabras en mexicano. Está por aclararse si los dibujos los hizo durante su estancia en las misiones de Santiago y San José del Cabo, o bien las plasmó en Europa, después de su expulsión de California en 1768.

Luis González Rodríguez y María del Carmen Anzures, autores del libro “Ignacio Tirsch. Pinturas de la Antigua California y de México” dicen que las hizo en la ciudad de Commoteu donde fijó su residencia. Ellos lo afirman después de los análisis sobre las marcas de agua del papel que fue utilizado en los 46 dibujos y cuya procedencia es de dos ciudades cercanas al lugar donde vivía.

No los pudo dibujar en el pueblo de Santiago, porque a la hora de su expulsión, a los jesuitas solo les permitieron llevar una petaca o baúl con ropa, un libro espiritual, otro de moral y otro histórico, pero nada de plata y mucho menos oro,

Se cree que Tirsch al hacer los dibujos se valió de notas y borradores. Además pudo echar mano de colecciones zoológicas europeas con el objeto de representar con más fidelidad la fauna de California que conoció durante su desempeño como misionero.

Por ejemplo, en uno de los dibujos aparece un grupo familiar donde una mujer les señala la misión cercana como invitándolos a visitarla. Tirsch escribió en el margen inferior “Un gentil y su esposa vienen del despoblado con sus hijitos para ser convertidos en la misión”

Por cierto, este misionero cuando llegó a California, traía consigo instrumentos que utilizó para observar los cielos, experimentar con animales incluso practicar la disección. Siempre tuvo un enorme interés y curiosidad por observar y describir el mundo natural.

El historiador Salvador Bernabeu Albert relata en su libro “Saludos a todos los padres” que Tirsch tuvo 18 meses un camaleón encerrado en un frasco de vidrio, sin administrarle sustento alguno. Por una casualidad el frasco se quebró y huyó el animal después de prisión tan dilatada. Consta—dice Salvador—todo esto en una carta que tengo a la vista que escribió el padre Tirsch al padre visitador Lamberto Hostl, en fecha de 26 de septiembre 1764.\u0009

Según Angélica Morales Sarabia, autora de un ensayo sobre Ignacio Tirsch, los dibujos zoológicos y etnográficos seguramente se basaron en bocetos y estudios elaborados in situ y que después volvió a reproducir basándose en su memoria, Los dibujos fueron producto de largas jornadas de observación de la naturaleza californiana

Ignacio Tirsch, el misionero de Santiago, vive a través de sus dibujos. Estos, por su importancia, merecen divulgarse como fuente de conocimiento de esa época singular.

Cuando llegó la orden de la expulsión de los miembros de la compañía de Jesús de los reinos de España, mediante el decreto expedido por el rey Carlos III, el 27 de febrero de 1767, los misioneros establecidos en la península californiana tuvieron que obedecer las órdenes reales.

Ignacio Tirsch, quien había llegado a Loreto en el año de 1762, fue comisionado para hacerse cargo de la misión de Santiago, por lo que duró siete años en ella. En ese tiempo logró restaurar la iglesia después de la rebelión indígena que en el año de 1734 la destruyó y asesinó al padre Lorenzo Carranco.

En ese corto periodo de tiempo Tirsch no hizo nada significativo con la evangelización de los grupos indígenas. Y hubiera pasado desapercibido como uno más de los jesuitas que llegaron a la península, pero su afición a observar la naturaleza y el comportamiento de sus feligreses lo llevaron a representar dibujos plantas, animales y escenas de la vida cotidiana de esos lugares,

En total son 46 dibujos a color y un bosquejo a pluma. Contienen breves anotaciones en alemán junto con palabras en mexicano. Está por aclararse si los dibujos los hizo durante su estancia en las misiones de Santiago y San José del Cabo, o bien las plasmó en Europa, después de su expulsión de California en 1768.

Luis González Rodríguez y María del Carmen Anzures, autores del libro “Ignacio Tirsch. Pinturas de la Antigua California y de México” dicen que las hizo en la ciudad de Commoteu donde fijó su residencia. Ellos lo afirman después de los análisis sobre las marcas de agua del papel que fue utilizado en los 46 dibujos y cuya procedencia es de dos ciudades cercanas al lugar donde vivía.

No los pudo dibujar en el pueblo de Santiago, porque a la hora de su expulsión, a los jesuitas solo les permitieron llevar una petaca o baúl con ropa, un libro espiritual, otro de moral y otro histórico, pero nada de plata y mucho menos oro,

Se cree que Tirsch al hacer los dibujos se valió de notas y borradores. Además pudo echar mano de colecciones zoológicas europeas con el objeto de representar con más fidelidad la fauna de California que conoció durante su desempeño como misionero.

Por ejemplo, en uno de los dibujos aparece un grupo familiar donde una mujer les señala la misión cercana como invitándolos a visitarla. Tirsch escribió en el margen inferior “Un gentil y su esposa vienen del despoblado con sus hijitos para ser convertidos en la misión”

Por cierto, este misionero cuando llegó a California, traía consigo instrumentos que utilizó para observar los cielos, experimentar con animales incluso practicar la disección. Siempre tuvo un enorme interés y curiosidad por observar y describir el mundo natural.

El historiador Salvador Bernabeu Albert relata en su libro “Saludos a todos los padres” que Tirsch tuvo 18 meses un camaleón encerrado en un frasco de vidrio, sin administrarle sustento alguno. Por una casualidad el frasco se quebró y huyó el animal después de prisión tan dilatada. Consta—dice Salvador—todo esto en una carta que tengo a la vista que escribió el padre Tirsch al padre visitador Lamberto Hostl, en fecha de 26 de septiembre 1764.\u0009

Según Angélica Morales Sarabia, autora de un ensayo sobre Ignacio Tirsch, los dibujos zoológicos y etnográficos seguramente se basaron en bocetos y estudios elaborados in situ y que después volvió a reproducir basándose en su memoria, Los dibujos fueron producto de largas jornadas de observación de la naturaleza californiana

Ignacio Tirsch, el misionero de Santiago, vive a través de sus dibujos. Estos, por su importancia, merecen divulgarse como fuente de conocimiento de esa época singular.

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