/ jueves 16 de abril de 2020

Fuera de Agenda | Bomba en las cárceles militares

La crisis sanitaria retratada al interior de los penales del país es algo que el coronavirus pondrá de relieve en los próximos días de múltiples formas. Desde hace varios años es una realidad que, de manera esporádica, registra lamentables episodios, pocos de ellos dados a conocer en medios de comunicación.

El pasado miércoles 4 de marzo del 2020, al interior de la prisión castrense del campo militar numero uno en la Ciudad de México, perdió la vida uno de los cinco marinos acusados por la desaparición de Humberto del Bosque Villarreal, un ciudadano detenido en agosto del 2013 en el municipio de Anáhuac, Nuevo León, quien tiempo después apareció muerto con un tiro en la cabeza.

Uno de los responsables, según la sentencia emitida por un juez militar, fue el marino Renato Juárez Arellano, detenido en la prisión del campo militar número uno desde hace siete años. Este interno se encontraba a principios de marzo pasado en el interior de uno de los dormitorios del penal cuando se empezaron a escuchar golpes y gritos. Algunos testigos refieren que oían lamentos con alucinaciones, como si fuera perseguido y estuviera en peligro.

Un reporte hecho llegar a este espacio señala que los elementos de seguridad lo sacaron de su celda y entonces aprovechó para echarse a correr hacia una de las puertas del penal. Como la cárcel militar tiene espacios abiertos entre las galeras donde se encuentran los dormitorios de los reos, existen alambradas que hacen de divisiones entre los inmuebles.

En su carrera el marino escaló una de éstas y se hirió con las puntas que tienen en los extremos las rejas. Cuando bajó siguió corriendo pero fue alcanzado, derribado a golpes y sometido con gas lacrimógeno. Se desvaneció en medio de una pérdida de sangre por las heridas que se había hecho. Al día siguiente se reportó su fallecimiento. Las autoridades dijeron que el caso se investigaba pero a la fecha no se conocen las causas de su deceso.

La última vez que un reo militar murió en alguna situación que involucraba problemas mentales fue en enero de 2016, cuando en ese mismo penal un cabo del Ejército, con diagnóstico de trastornos mentales severos, asesinó en el comedor a uno de sus colegas.

La salud mental de los militares presos, la mayoría vinculados a algún delito relacionado con su papel en la llamada “guerra contra el narco”, ha sido motivo de denuncia por los mismos militares de tiempo atrás. Es un tema que hoy sigue sin resolverse y que pasará a segundo plano por la nueva emergencia sanitaria en puerta.

El impacto del coronavirus en la población penitenciaria del país llevó a que las autoridades del Estado de México trasladaran el martes 14 de abril a varios internos de un penal en el municipio de Cuautitlán, donde se reportó hace unos días cuatro reos y un custodio contagiados por Covid-19. El traslado ocasionó un enfrentamiento entre familiares y policías a las afueras del lugar.

Si el caso de los penales encendió alertas, donde es una preocupación creciente es en las policías y en la Guardia Nacional. En el caso de los agentes policiacos se han dado varios casos, la mayoría en la capital del país, donde el número de fallecimientos ha ido en aumento. En la GN se han reforzado medidas sanitarias pero la probabilidad de contagios crece.

@velediaz424

La crisis sanitaria retratada al interior de los penales del país es algo que el coronavirus pondrá de relieve en los próximos días de múltiples formas. Desde hace varios años es una realidad que, de manera esporádica, registra lamentables episodios, pocos de ellos dados a conocer en medios de comunicación.

El pasado miércoles 4 de marzo del 2020, al interior de la prisión castrense del campo militar numero uno en la Ciudad de México, perdió la vida uno de los cinco marinos acusados por la desaparición de Humberto del Bosque Villarreal, un ciudadano detenido en agosto del 2013 en el municipio de Anáhuac, Nuevo León, quien tiempo después apareció muerto con un tiro en la cabeza.

Uno de los responsables, según la sentencia emitida por un juez militar, fue el marino Renato Juárez Arellano, detenido en la prisión del campo militar número uno desde hace siete años. Este interno se encontraba a principios de marzo pasado en el interior de uno de los dormitorios del penal cuando se empezaron a escuchar golpes y gritos. Algunos testigos refieren que oían lamentos con alucinaciones, como si fuera perseguido y estuviera en peligro.

Un reporte hecho llegar a este espacio señala que los elementos de seguridad lo sacaron de su celda y entonces aprovechó para echarse a correr hacia una de las puertas del penal. Como la cárcel militar tiene espacios abiertos entre las galeras donde se encuentran los dormitorios de los reos, existen alambradas que hacen de divisiones entre los inmuebles.

En su carrera el marino escaló una de éstas y se hirió con las puntas que tienen en los extremos las rejas. Cuando bajó siguió corriendo pero fue alcanzado, derribado a golpes y sometido con gas lacrimógeno. Se desvaneció en medio de una pérdida de sangre por las heridas que se había hecho. Al día siguiente se reportó su fallecimiento. Las autoridades dijeron que el caso se investigaba pero a la fecha no se conocen las causas de su deceso.

La última vez que un reo militar murió en alguna situación que involucraba problemas mentales fue en enero de 2016, cuando en ese mismo penal un cabo del Ejército, con diagnóstico de trastornos mentales severos, asesinó en el comedor a uno de sus colegas.

La salud mental de los militares presos, la mayoría vinculados a algún delito relacionado con su papel en la llamada “guerra contra el narco”, ha sido motivo de denuncia por los mismos militares de tiempo atrás. Es un tema que hoy sigue sin resolverse y que pasará a segundo plano por la nueva emergencia sanitaria en puerta.

El impacto del coronavirus en la población penitenciaria del país llevó a que las autoridades del Estado de México trasladaran el martes 14 de abril a varios internos de un penal en el municipio de Cuautitlán, donde se reportó hace unos días cuatro reos y un custodio contagiados por Covid-19. El traslado ocasionó un enfrentamiento entre familiares y policías a las afueras del lugar.

Si el caso de los penales encendió alertas, donde es una preocupación creciente es en las policías y en la Guardia Nacional. En el caso de los agentes policiacos se han dado varios casos, la mayoría en la capital del país, donde el número de fallecimientos ha ido en aumento. En la GN se han reforzado medidas sanitarias pero la probabilidad de contagios crece.

@velediaz424