/ miércoles 6 de julio de 2022

Fernando Consag, El Misionero

En su libro “La primera entrada” publicado en el 2001, Carlos Lazcano Sahagún hace mención de ocho expediciones en la península de California, entre ellas la que llamó “Fernando Consag, primeras entradas al norte”.

En ese mismo año de 2001, Carlos junto con Denis Pericic, editaron el libro “Fernando Consag, textos y testimonios”, un volumen de 405 páginas. Al respecto, el señor Tomás Fernández de la Fundación Barca, A.C. con sede en Ensenada, en la presentación dice: “Este libro es un homenaje a la labor misionera desarrollada por los jesuitas en Baja California y muy particularmente a la del padre Consag…”

El capítulo “Primeros años en California, 1732-1737”, empieza así: “Una mañana de junio de 1732, los habitantes de Loreto, la capital de la California, se despertaron con el tañer de las campanas de la iglesia. El padre Jaime Bravo, ministro residente de la misión de Nuestra Señora de Loreto Conchó, mandó que resonaran éstas, ante la llegada de la balandra El Triunfo de la Cruz. La embarcación venía de San Blas y traía víveres, haberes para la tropa, bastimentos para las demás misiones, ropa, objetos para las iglesias, correspondencia, libros, algunos animales como caballos y burros, así como otras cosas. Entre los pocos pasajeros que traía se encontraba el padre Fernando Consag, quien había sido designado por sus superiores a servir en las misiones de California”

El padre Consag era un joven de 28 años, tenía un físico agradable y semblante apacible; alto, de piel morena clara, cabello café rojizo, sus ojos grandes de color azul intenso. A pesar de su juventud, sus superiores lo enviaron a esta árida tierra debido a que había salido del seminario como uno de los estudiantes más sobresalientes y piadosos.

Al despedirlo, el padre procurador le dijo, entre otros consejos: “Habrás de ir a tierras lejanas, tierras desiertas muy ardientes y amargas…Y cuando te sientas desfallecer, en tu delirio entenderás que Dios te puso ahí para sembrar en las almas jardines que jamás verás. Y aunque no conviertas a infiel alguno, sino que perezcas en el mar o te devoren las fieras, habrás hecho tu oficio y Dios el suyo. Hermano ¿aún quieres ir a California?

Todos los jesuitas que llegaron a la península a partir del año de 1697 sabían a lo que se enfrentaban, pero no obstante fueron capaces de fundar misiones en la parte sur, desde San Ignacio hasta San José del Cabo. Más al norte y en los últimos años de su presencia en California fundaron las misiones de Santa Gertrudis, San Francisco de Borja y Santa María de los Ángeles, esta última en 1767.

Los primeros cinco años Consag fungió como sustituto de los padres que por enfermedad no podían administrar sus misiones. Y fue hasta el año de 1737 que se le nombró responsable de la misión de Nuestra Señora de los Dolores del Norte, misma que finalmente se llamó Santa Gertrudis. Desde San Ignacio atendió las dos misiones durante diez años.

En 1746, se le ordenó explorar el mar de Cortés hasta la desembocadura del río Colorado. Como resultado de otras exploraciones por tierra, Consag escribió dos informes a los que llamó “Descripción compendiosa de lo descubierto y conocido de la California” y “Diario de viaje que hizo el padre Fernando Consag de la Compañía de Jesús en la California, desde 27 grados y dos tercios, hacia el norte, entre la sierra madre y el océano”

El primer documento—La descripción—se publicó por primera vez en el año de 1985 por el Centro de Investigaciones Históricas de la UABC y en él incluye datos interesantes como la manera en que comían los indios—los bocados atados a un cordoncillo, tragados y devueltos; y la segunda cosecha así llamada por alimentarse de las semillas de pitahayas que habían defecado.

Hace días, Carlos Lazcano anunció su próximo libro en el que vuelve a recordar al misionero jesuita Fernando Consag. Lo merece por ser uno de los más destacados padres que misionaron en California, así como un extraordinario explorador de la parte norte de la península.

En su libro “La primera entrada” publicado en el 2001, Carlos Lazcano Sahagún hace mención de ocho expediciones en la península de California, entre ellas la que llamó “Fernando Consag, primeras entradas al norte”.

En ese mismo año de 2001, Carlos junto con Denis Pericic, editaron el libro “Fernando Consag, textos y testimonios”, un volumen de 405 páginas. Al respecto, el señor Tomás Fernández de la Fundación Barca, A.C. con sede en Ensenada, en la presentación dice: “Este libro es un homenaje a la labor misionera desarrollada por los jesuitas en Baja California y muy particularmente a la del padre Consag…”

El capítulo “Primeros años en California, 1732-1737”, empieza así: “Una mañana de junio de 1732, los habitantes de Loreto, la capital de la California, se despertaron con el tañer de las campanas de la iglesia. El padre Jaime Bravo, ministro residente de la misión de Nuestra Señora de Loreto Conchó, mandó que resonaran éstas, ante la llegada de la balandra El Triunfo de la Cruz. La embarcación venía de San Blas y traía víveres, haberes para la tropa, bastimentos para las demás misiones, ropa, objetos para las iglesias, correspondencia, libros, algunos animales como caballos y burros, así como otras cosas. Entre los pocos pasajeros que traía se encontraba el padre Fernando Consag, quien había sido designado por sus superiores a servir en las misiones de California”

El padre Consag era un joven de 28 años, tenía un físico agradable y semblante apacible; alto, de piel morena clara, cabello café rojizo, sus ojos grandes de color azul intenso. A pesar de su juventud, sus superiores lo enviaron a esta árida tierra debido a que había salido del seminario como uno de los estudiantes más sobresalientes y piadosos.

Al despedirlo, el padre procurador le dijo, entre otros consejos: “Habrás de ir a tierras lejanas, tierras desiertas muy ardientes y amargas…Y cuando te sientas desfallecer, en tu delirio entenderás que Dios te puso ahí para sembrar en las almas jardines que jamás verás. Y aunque no conviertas a infiel alguno, sino que perezcas en el mar o te devoren las fieras, habrás hecho tu oficio y Dios el suyo. Hermano ¿aún quieres ir a California?

Todos los jesuitas que llegaron a la península a partir del año de 1697 sabían a lo que se enfrentaban, pero no obstante fueron capaces de fundar misiones en la parte sur, desde San Ignacio hasta San José del Cabo. Más al norte y en los últimos años de su presencia en California fundaron las misiones de Santa Gertrudis, San Francisco de Borja y Santa María de los Ángeles, esta última en 1767.

Los primeros cinco años Consag fungió como sustituto de los padres que por enfermedad no podían administrar sus misiones. Y fue hasta el año de 1737 que se le nombró responsable de la misión de Nuestra Señora de los Dolores del Norte, misma que finalmente se llamó Santa Gertrudis. Desde San Ignacio atendió las dos misiones durante diez años.

En 1746, se le ordenó explorar el mar de Cortés hasta la desembocadura del río Colorado. Como resultado de otras exploraciones por tierra, Consag escribió dos informes a los que llamó “Descripción compendiosa de lo descubierto y conocido de la California” y “Diario de viaje que hizo el padre Fernando Consag de la Compañía de Jesús en la California, desde 27 grados y dos tercios, hacia el norte, entre la sierra madre y el océano”

El primer documento—La descripción—se publicó por primera vez en el año de 1985 por el Centro de Investigaciones Históricas de la UABC y en él incluye datos interesantes como la manera en que comían los indios—los bocados atados a un cordoncillo, tragados y devueltos; y la segunda cosecha así llamada por alimentarse de las semillas de pitahayas que habían defecado.

Hace días, Carlos Lazcano anunció su próximo libro en el que vuelve a recordar al misionero jesuita Fernando Consag. Lo merece por ser uno de los más destacados padres que misionaron en California, así como un extraordinario explorador de la parte norte de la península.

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