El último Territorio que había alcanzado la calidad de Estado de la federación mexicana fue el de Tepic, que acordaron los constituyentes de 1917 con el nombre de Nayarit.
El 10 de mayo de 1974, al regreso de uno de los acuerdos con el presidente Luis Echeverría en la ciudad de México, el gobernador Félix Agramont hizo saber en una conferencia de prensa que el ejecutivo federal consideraba que los Territorios de Baja California Sur (BCS) y Quintana Roo habían alcanzado ya las condiciones básicas de desarrollo político, social, demográfico y económico para merecer su ascenso a la categoría de Estados de la federación.
El primer día de junio del mismo año, el propio presidente estuvo en BCS para encabezar los festejos del día de la Marina Nacional, y el acto principal tuvo lugar en cabo San Lucas, donde representantes de los diversos sectores de la entidad le entregaron un documento en que solicitaban su gestión para que Sudcalifornia adquiriese el rango político de Estado de la federación mexicana, mediante las reformas al artículo 43 y demás relativos de la Constitución del país.
Fue conductor del programa Jesús Murillo Aguilar, y ahí tomaron la palabra el gobernador del Territorio con el discurso de bienvenida y la proposición relativa al ejecutivo federal; el secretario de Marina en referencia al inicio de las obras de construcción del puerto turístico en este sitio, y finalmente el secretario de la Presidencia:
“El señor presidente me pidió decirles –expresó Hugo Cervantes del Río- que va a analizar con la mayor simpatía esta justa y emocionada petición de ustedes...”
Evocó enseguida la serie de acontecimientos que vinculaban al jefe del gobierno nacional con el pueblo calisureño desde hacía varios años.
“Con el afecto fortalecido desde entonces –prosiguió, ya para terminar-, les deja un saludo y una exhortación: sigan trabajando intensamente; el destino de esta península, ambicionada por intereses extranjeros, está salvaguardada por las manos de ustedes, sobre todo por las manos limpias y generosas de los jóvenes sudcalifornianos...”
Tres meses después, en su cuarto informe del 1 de septiembre, Echeverría anunció que en ese periodo de sesiones del Congreso de la Unión habría de enviar la iniciativa para erigir a BCS y a Quintana Roo en Estados de la federación mexicana, lo cual hizo el día siguiente.
Aprobada por la Cámara de Diputados el día 17, y por la de Senadores una semana después, así como por los congresos de la mayoría de los Estados del país, el 8 de octubre apareció el decreto correspondiente en el número 26 (tomo 326) del Diario Oficial del gobierno de la República.
Un año antes de cumplirse medio siglo de ello cabría preguntarnos si la sociedad de esta tierra ha alcanzado, al menos razonablemente, los frutos que se propuso obtener entonces, o si han sido diferidos por las ambiciones de poder de camarillas y grupúsculos, algunos incluso de origen foráneo.
La actual administración estatal sudcaliforniana se inició hace dos años y medio, pero aún ignoramos si tiene algún plan concreto de acciones para el desarrollo de la entidad más allá de las declaraciones durante el proceso electoral y la expresión de buenas intenciones una vez asumida la titularidad del poder ejecutivo.
Es de suponerse que como resultado de las actividades de campaña pudo haber sido integrado algún catálogo con planteamientos de las aspiraciones y esperanzas de la comunidad, y que el grupo de colaboradores del nuevo gobernador –quienes sólo tienen en común la procedencia municipal y sus méritos todavía desconocidos para buena parte de la población- tendrán la atingencia suficiente para estructurar objetivos definidos, coherentes y viables de trabajo durante los tres años y medio que faltan para terminar el sexenio.
De cualquier manera, resulta buen ejercicio que la sociedad procure entrever y diseñar por su cuenta un elenco de asuntos importantes y prioridades insoslayables para su presente y futuro inmediato y remoto, que podremos esbozar en colaboración próxima.