/ lunes 10 de mayo de 2021

Crítica

La crítica tiene un costo: incomoda, molesta. En los intolerantes, enfurece.

El costo de ir contra del poder es siempre alto. Más, cuando se trata de un poder popular, mayoritario, sectario.

Pero la crítica, el pensar diferente, el argumento distinto, disidente, nutre el debate público y, éste, a la democracia.

Quienes creemos en la libertad, la defendemos. En muchas ocasiones, tolerando. A menudo, escuchando. La mayor de las veces, respetando. Pero siempre ejerciéndola.

Porque la libertad que no se usa, se muere.

Olof Palme, uno de los más finos arquitectos de la izquierda moderna, solía dedicar valiosos minutos a leer los periódicos siendo Primer Ministro de Suecia. Desconfiaba de las síntesis: reportes a la medida del lector. Recomendaba: hay que leer a los críticos. Ponderar sus argumentos. Valorar sus razones. Sentir su generosidad. Paladear su rencor.

Una maestra de la UNAM, Margarita Fuchs, me dio un gran consejo que he seguido toda mi vida: lee a los que no piensan como tú. Cuando lees al adversario, debates mentalmente. En cada palabra. En cada párrafo. En cada argumento. Es una esgrima mental permanente.

Así he conocido errores, he reafirmado, recompuesto y, sí, cambiado posturas.

La inteligencia es el mayor privilegio humano.

Toda mi vida he ejercido mi derecho a pensar y a expresarme.

Quienes escribimos -llevo 30 años publicando- tenemos el peso de lo público. Mis artículos son las huellas que, espero, pospondrán un poco, diría Borges, el olvido que seremos. Pero por ello no hay refugio: he sido, presidencia a presidencia, crítico.

Hoy soy honrosamente opositor.

Ha sido mi elección y mi convicción.

Elegí el camino de la crítica porque quiero a mi país. Porque lo sueño mejor. Porque no desfallezco. Porque, juego de la crítica, lanzo alternativas.

Pienso que México vive sus días más oscuros.

Pasarán. Lo harán porque hay millones que despiertan del desengaño. Cuyo luto, dolor, escasez, no pueden prolongarse y no se remedian con una entrega mensual.

Quiero un México grande, triunfador y poderoso. Libre, justo, educado y próspero.

La propuesta y la crítica es el camino que elegí hace décadas.

Es lo que me define y explica lo que he sido, lo que seré.

Lo que soy.

@fvazquezrig

La crítica tiene un costo: incomoda, molesta. En los intolerantes, enfurece.

El costo de ir contra del poder es siempre alto. Más, cuando se trata de un poder popular, mayoritario, sectario.

Pero la crítica, el pensar diferente, el argumento distinto, disidente, nutre el debate público y, éste, a la democracia.

Quienes creemos en la libertad, la defendemos. En muchas ocasiones, tolerando. A menudo, escuchando. La mayor de las veces, respetando. Pero siempre ejerciéndola.

Porque la libertad que no se usa, se muere.

Olof Palme, uno de los más finos arquitectos de la izquierda moderna, solía dedicar valiosos minutos a leer los periódicos siendo Primer Ministro de Suecia. Desconfiaba de las síntesis: reportes a la medida del lector. Recomendaba: hay que leer a los críticos. Ponderar sus argumentos. Valorar sus razones. Sentir su generosidad. Paladear su rencor.

Una maestra de la UNAM, Margarita Fuchs, me dio un gran consejo que he seguido toda mi vida: lee a los que no piensan como tú. Cuando lees al adversario, debates mentalmente. En cada palabra. En cada párrafo. En cada argumento. Es una esgrima mental permanente.

Así he conocido errores, he reafirmado, recompuesto y, sí, cambiado posturas.

La inteligencia es el mayor privilegio humano.

Toda mi vida he ejercido mi derecho a pensar y a expresarme.

Quienes escribimos -llevo 30 años publicando- tenemos el peso de lo público. Mis artículos son las huellas que, espero, pospondrán un poco, diría Borges, el olvido que seremos. Pero por ello no hay refugio: he sido, presidencia a presidencia, crítico.

Hoy soy honrosamente opositor.

Ha sido mi elección y mi convicción.

Elegí el camino de la crítica porque quiero a mi país. Porque lo sueño mejor. Porque no desfallezco. Porque, juego de la crítica, lanzo alternativas.

Pienso que México vive sus días más oscuros.

Pasarán. Lo harán porque hay millones que despiertan del desengaño. Cuyo luto, dolor, escasez, no pueden prolongarse y no se remedian con una entrega mensual.

Quiero un México grande, triunfador y poderoso. Libre, justo, educado y próspero.

La propuesta y la crítica es el camino que elegí hace décadas.

Es lo que me define y explica lo que he sido, lo que seré.

Lo que soy.

@fvazquezrig

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