/ domingo 24 de julio de 2022

California Sur y Luis Echeverría

El viernes 8 este julio de 2022 murió don Luis Echeverría Álvarez, y los calisureños incumplimos el reconocimiento que debimos haberle otorgado en vida por las múltiples aportaciones de su gobierno (1970-1976) en beneficio de California Sur.

Por varias razones, don Luis se vinculó afectivamente al Territorio Sur de Baja California desde sus tiempos de oficial mayor de la SEP, tal vez cuando estableció contacto con don Pablo L. Martínez, quien por algún motivo llegó al despacho del funcionario federal y se estableció el afectuoso contacto, refrendado con la invitación que hizo al benemérito investigador (según calificativo de Miguel León-Portilla) el candidato a la presidencia de la República para acompañarlo en su campaña electoral por la entidad sudcaliforniana en 1969. Martínez accedió pese a su deteriorado estado de salud y pudo estar con él en los primeros momentos de la gira.

Por disposición del presidente Gustavo Díaz Ordaz, Hugo Cervantes del Río (amigo personal del candidato y discípulos ambos de Rodolfo Sánchez Taboada) era gobernador de la primera California, quien de 1965 a 1970 realizó un trabajo excepcional de eficiencia, disciplina y escrupuloso cuidado de los fondos públicos.

Durante su campaña peninsular, el candidato Echeverría hizo el compromiso de hacer construir la carretera transpeninsular, proyecto diferido desde 1945 en que el ingeniero Ulises Irigoyen advirtió en su libro con ese nombre la necesidad de pavimentar dicha vía imprescindible para la integración de la California mexicana al desarrollo del país.

Exactamente a la mitad de su sexenio, inauguró en el paralelo 28°, límite entre ambas Californias peninsulares, esa obra que constituyó la materialización de un anhelo ancestral, especialmente para los sureños.

Pero antes atendió el reclamo del movimiento “Loreto 70” que exigía para el sur peninsular un gobernante nativo o con arraigo, y nombró para ello a Félix Agramont. Decretó en 1971 que al año siguiente se convirtiesen las siete antiguas delegaciones de gobierno en tres municipios, especie de ejercicio democrático previo a la transformación del Territorio en Estado de Baja California Sur tres años después.

Con ello los sudcalifornianos se convirtieron en ciudadanos de primer rango: tuvieron derecho a elegir a un diputado federal más y a dos senadores con que desde entonces está representada la entidad, con buena fortuna en los primeros tiempos aunque menor en los que corren, valga decirlo.

El gobierno de Echeverría dispuso, mediante decreto del 14 de enero de 1972, la protección a la ballena gris, que por una parte contuvo la depredación contra este californio nativo, y por la otra da empleo actualmente a buena cantidad de ribereños en el avistamiento regulado de la especie durante varios meses de cada año.

La administración echeverrista logró en 1976 el establecimiento de las 200 millas náuticas de Mar Patrimonial de México (zona económica exclusiva), de obvios beneficios para BCS (aunque insuficientemente aprovechados), además de rescatar las aguas del río Colorado para Mexicali y logros generales para el país como las creaciones del INFONAVIT, la PROFECO y el FOVISSSTE, entre otros varios que persisten en la actualidad especialmente en favor de los trabajadores.

Pero cada vez que se concede un punto positivo al gobierno de Echeverría aparecen los ineludibles fantasmas de los sucesos de 1968 (cuando don Luis era secretario de Gobernación) y 1971 (ya en el cargo presidencial).

1) En su carácter de secretario de Gobernación, LEA carecía de autoridad para dar cualquier orden a la SEDENA: esta facultad sólo está concedida constitucionalmente al titular del poder ejecutivo federal. 2) Alguien con talento político como el del secretario, con aspiración de obtener la candidatura a la presidencia, consecuentemente hubiera evitado (como sin duda lo hizo) involucrarse en una operación con órdenes de disparar como resultó en aquel rojo amanecer. 3) Días después de ese 2 de octubre, el presidente Gustavo Díaz Ordaz dijo en Guadalajara que asumía toda la responsabilidad de los hechos. 4) De ello la Corte nacional absolvió a Echeverría de toda responsabilidad en 2009, durante el gobierno de Felipe Calderón. 5) La represión a los actores del jueves de Corpus fue ordenada directamente por Alfonso Martínez Domínguez, jefe del DF, lo cual se halla debidamente documentado.

De cualquier manera, los interesados vaciaron las culpas en don Luis, versión única que muchos ingenuos y desinformados aceptan todavía hoy sin el menor análisis, como suele acontecer en la política mexicana.

La sola pérdida de California del sur en Tlatelolco fue el brazo derecho del teniente Sergio Aguilar Lucero. Hasta donde se sabe, ningún otro sudcaliforniano sufrió daño alguno en tales circunstancias.

Así que…

El viernes 8 este julio de 2022 murió don Luis Echeverría Álvarez, y los calisureños incumplimos el reconocimiento que debimos haberle otorgado en vida por las múltiples aportaciones de su gobierno (1970-1976) en beneficio de California Sur.

Por varias razones, don Luis se vinculó afectivamente al Territorio Sur de Baja California desde sus tiempos de oficial mayor de la SEP, tal vez cuando estableció contacto con don Pablo L. Martínez, quien por algún motivo llegó al despacho del funcionario federal y se estableció el afectuoso contacto, refrendado con la invitación que hizo al benemérito investigador (según calificativo de Miguel León-Portilla) el candidato a la presidencia de la República para acompañarlo en su campaña electoral por la entidad sudcaliforniana en 1969. Martínez accedió pese a su deteriorado estado de salud y pudo estar con él en los primeros momentos de la gira.

Por disposición del presidente Gustavo Díaz Ordaz, Hugo Cervantes del Río (amigo personal del candidato y discípulos ambos de Rodolfo Sánchez Taboada) era gobernador de la primera California, quien de 1965 a 1970 realizó un trabajo excepcional de eficiencia, disciplina y escrupuloso cuidado de los fondos públicos.

Durante su campaña peninsular, el candidato Echeverría hizo el compromiso de hacer construir la carretera transpeninsular, proyecto diferido desde 1945 en que el ingeniero Ulises Irigoyen advirtió en su libro con ese nombre la necesidad de pavimentar dicha vía imprescindible para la integración de la California mexicana al desarrollo del país.

Exactamente a la mitad de su sexenio, inauguró en el paralelo 28°, límite entre ambas Californias peninsulares, esa obra que constituyó la materialización de un anhelo ancestral, especialmente para los sureños.

Pero antes atendió el reclamo del movimiento “Loreto 70” que exigía para el sur peninsular un gobernante nativo o con arraigo, y nombró para ello a Félix Agramont. Decretó en 1971 que al año siguiente se convirtiesen las siete antiguas delegaciones de gobierno en tres municipios, especie de ejercicio democrático previo a la transformación del Territorio en Estado de Baja California Sur tres años después.

Con ello los sudcalifornianos se convirtieron en ciudadanos de primer rango: tuvieron derecho a elegir a un diputado federal más y a dos senadores con que desde entonces está representada la entidad, con buena fortuna en los primeros tiempos aunque menor en los que corren, valga decirlo.

El gobierno de Echeverría dispuso, mediante decreto del 14 de enero de 1972, la protección a la ballena gris, que por una parte contuvo la depredación contra este californio nativo, y por la otra da empleo actualmente a buena cantidad de ribereños en el avistamiento regulado de la especie durante varios meses de cada año.

La administración echeverrista logró en 1976 el establecimiento de las 200 millas náuticas de Mar Patrimonial de México (zona económica exclusiva), de obvios beneficios para BCS (aunque insuficientemente aprovechados), además de rescatar las aguas del río Colorado para Mexicali y logros generales para el país como las creaciones del INFONAVIT, la PROFECO y el FOVISSSTE, entre otros varios que persisten en la actualidad especialmente en favor de los trabajadores.

Pero cada vez que se concede un punto positivo al gobierno de Echeverría aparecen los ineludibles fantasmas de los sucesos de 1968 (cuando don Luis era secretario de Gobernación) y 1971 (ya en el cargo presidencial).

1) En su carácter de secretario de Gobernación, LEA carecía de autoridad para dar cualquier orden a la SEDENA: esta facultad sólo está concedida constitucionalmente al titular del poder ejecutivo federal. 2) Alguien con talento político como el del secretario, con aspiración de obtener la candidatura a la presidencia, consecuentemente hubiera evitado (como sin duda lo hizo) involucrarse en una operación con órdenes de disparar como resultó en aquel rojo amanecer. 3) Días después de ese 2 de octubre, el presidente Gustavo Díaz Ordaz dijo en Guadalajara que asumía toda la responsabilidad de los hechos. 4) De ello la Corte nacional absolvió a Echeverría de toda responsabilidad en 2009, durante el gobierno de Felipe Calderón. 5) La represión a los actores del jueves de Corpus fue ordenada directamente por Alfonso Martínez Domínguez, jefe del DF, lo cual se halla debidamente documentado.

De cualquier manera, los interesados vaciaron las culpas en don Luis, versión única que muchos ingenuos y desinformados aceptan todavía hoy sin el menor análisis, como suele acontecer en la política mexicana.

La sola pérdida de California del sur en Tlatelolco fue el brazo derecho del teniente Sergio Aguilar Lucero. Hasta donde se sabe, ningún otro sudcaliforniano sufrió daño alguno en tales circunstancias.

Así que…