/ domingo 20 de marzo de 2022

Academia Mexicana de la Lengua: Afanes, logros y contratiempos

En su tercer informe como director de la Academia Mexicana de la Lengua, el escritor Gonzalo Celorio Blasco presentó el 24 de febrero anterior un panorama completo de avances relevantes de esta entidad cultural.

Notable resultó el recuento de los muchos frutos obtenidos por dicha institución, sus directivos e integrantes en el ciclo 2021 – 2022.

El documento hizo saber que las comisiones interacadémicas, a la par con el Gabinete Editorial, han realizado una intensa actividad en el cumplimiento de su propia agenda y de colaboración con instituciones afines.

Aseveró que “en este último año, los contenidos de nuestras redes sociales han llegado a más de siete millones y medio de personas, esto es dos millones más que el año pasado. Después de la RAE (Real Academia Española) y la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua), la Academia Mexicana se mantiene como la institución dedicada a lengua española más seguida en dichas plataformas…”

Mención particular debe hacerse del mensaje profusamente difundido mediante el cual fueron condenadas las amenazas que recibió el escritor nicaragüense Sergio Ramírez Mercado, miembro correspondiente de la AML, por parte del Ministerio Público de su país.

Así mismo, “el 23 de septiembre la corporación publicó una declaración de solidaridad con los científicos y colaboradores que han integrado el Foro Consultivo Científico y Tecnológico del Conacyt, sobre el cual pesaban acusaciones por parte de la Fiscalía General de la República.”

La enumeración en detalle de las metas alcanzadas por la Academia rebasaría el espacio de esta columna. Sin embargo es preciso subrayar que todo ello se produjo en medio de la emergencia sanitaria mundial, con las consecuencias conocidas por todos; pero, además, “el desafío más fuerte que enfrenta la presente administración es el escaso subsidio federal que recibe [por conducto de la SEP] para cumplir su objeto social… Lo anterior implica una reducción del 83.4 % en comparación con los recursos federales recibidos en el ejercicio 2018…”

Ello aconsejó –dijo- mantener vigente el acuerdo de 2020 de que la membresía de los académicos sería honorífica en cualquiera de sus categorías.

Diversos patrocinios han ayudado a paliar en cierta medida esas restricciones, algunos en compensación de servicios proporcionados.

Casi al término de su informe, el director asentó que “hemos estado viviendo un momento crítico en lo que se refiere a la valoración, por parte del Estado, de la lengua española, a cuyo estudio en sus modalidades mexicanas y en sus relaciones con las lenguas originarias la Academia dedica su mayor esfuerzo y en el que encuentra su razón de ser.

“Implícita o explícitamente, el discurso oficial la ha vuelto a estigmatizar, junto con el país del que históricamente procede, como la lengua de la Conquista y como enemiga, por tanto, de las lenguas indígenas del país, en las que se quiere cifrar la auténtica y única nacionalidad mexicana.

“En efecto, la lengua española fue la lengua de la conquista política —aunque no necesariamente de la conquista espiritual—. Pero no se ha acabado de reconocer que también, y sobre todo, fue la lengua de la Independencia y consecuentemente el vehículo de comunicación imprescindible en el proceso de nuestra configuración nacional. Al no tener el español carácter oficial en nuestra Constitución Política, como lo ha señalado don Diego Valadés, las lenguas originarias tampoco han podido ser consideradas lenguas oficiales en los lugares donde se hablan, lo que debilita el compromiso del Estado, señalado por nuestra propia Carta Magna, de protegerlas, impulsarlas y difundirlas. Es cierto que las más recientes enmiendas constitucionales han reconocido al español como lengua nacional, en pie de igualdad con las lenguas originarias, pero, según lo hacen notar doña Concepción Company y don Pedro Martín Butragueño, no ha sido totalmente asumida como lengua patrimonial, como también deberían ser consideradas las lenguas indígenas en un país multilingüe y multicultural como el nuestro.

“En términos prácticos y económicos, este discurso, concomitante con el menosprecio de que han sido objeto numerosas instituciones culturales del país, se ha traducido en el dramático decremento del subsidio gubernamental otorgado a nuestra Academia.

“Por disposición del Convenio Multilateral de Bogotá —que ratificó el Senado de la República en 2012—, el gobierno federal tiene el deber de dotar a la Academia de recursos suficientes para desarrollar sus tareas. El Estado ha cumplido con su obligación, pero de manera muy limitada…”

En tales circunstancias, exactamente descritas por el director, transcurrió este año de afanes, contratiempos y logros de la Academia Mexicana de la Lengua, referente de primer orden en la vida cultural de esta República.

* Página en línea de la AML: https://academia.org.mx/

En su tercer informe como director de la Academia Mexicana de la Lengua, el escritor Gonzalo Celorio Blasco presentó el 24 de febrero anterior un panorama completo de avances relevantes de esta entidad cultural.

Notable resultó el recuento de los muchos frutos obtenidos por dicha institución, sus directivos e integrantes en el ciclo 2021 – 2022.

El documento hizo saber que las comisiones interacadémicas, a la par con el Gabinete Editorial, han realizado una intensa actividad en el cumplimiento de su propia agenda y de colaboración con instituciones afines.

Aseveró que “en este último año, los contenidos de nuestras redes sociales han llegado a más de siete millones y medio de personas, esto es dos millones más que el año pasado. Después de la RAE (Real Academia Española) y la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua), la Academia Mexicana se mantiene como la institución dedicada a lengua española más seguida en dichas plataformas…”

Mención particular debe hacerse del mensaje profusamente difundido mediante el cual fueron condenadas las amenazas que recibió el escritor nicaragüense Sergio Ramírez Mercado, miembro correspondiente de la AML, por parte del Ministerio Público de su país.

Así mismo, “el 23 de septiembre la corporación publicó una declaración de solidaridad con los científicos y colaboradores que han integrado el Foro Consultivo Científico y Tecnológico del Conacyt, sobre el cual pesaban acusaciones por parte de la Fiscalía General de la República.”

La enumeración en detalle de las metas alcanzadas por la Academia rebasaría el espacio de esta columna. Sin embargo es preciso subrayar que todo ello se produjo en medio de la emergencia sanitaria mundial, con las consecuencias conocidas por todos; pero, además, “el desafío más fuerte que enfrenta la presente administración es el escaso subsidio federal que recibe [por conducto de la SEP] para cumplir su objeto social… Lo anterior implica una reducción del 83.4 % en comparación con los recursos federales recibidos en el ejercicio 2018…”

Ello aconsejó –dijo- mantener vigente el acuerdo de 2020 de que la membresía de los académicos sería honorífica en cualquiera de sus categorías.

Diversos patrocinios han ayudado a paliar en cierta medida esas restricciones, algunos en compensación de servicios proporcionados.

Casi al término de su informe, el director asentó que “hemos estado viviendo un momento crítico en lo que se refiere a la valoración, por parte del Estado, de la lengua española, a cuyo estudio en sus modalidades mexicanas y en sus relaciones con las lenguas originarias la Academia dedica su mayor esfuerzo y en el que encuentra su razón de ser.

“Implícita o explícitamente, el discurso oficial la ha vuelto a estigmatizar, junto con el país del que históricamente procede, como la lengua de la Conquista y como enemiga, por tanto, de las lenguas indígenas del país, en las que se quiere cifrar la auténtica y única nacionalidad mexicana.

“En efecto, la lengua española fue la lengua de la conquista política —aunque no necesariamente de la conquista espiritual—. Pero no se ha acabado de reconocer que también, y sobre todo, fue la lengua de la Independencia y consecuentemente el vehículo de comunicación imprescindible en el proceso de nuestra configuración nacional. Al no tener el español carácter oficial en nuestra Constitución Política, como lo ha señalado don Diego Valadés, las lenguas originarias tampoco han podido ser consideradas lenguas oficiales en los lugares donde se hablan, lo que debilita el compromiso del Estado, señalado por nuestra propia Carta Magna, de protegerlas, impulsarlas y difundirlas. Es cierto que las más recientes enmiendas constitucionales han reconocido al español como lengua nacional, en pie de igualdad con las lenguas originarias, pero, según lo hacen notar doña Concepción Company y don Pedro Martín Butragueño, no ha sido totalmente asumida como lengua patrimonial, como también deberían ser consideradas las lenguas indígenas en un país multilingüe y multicultural como el nuestro.

“En términos prácticos y económicos, este discurso, concomitante con el menosprecio de que han sido objeto numerosas instituciones culturales del país, se ha traducido en el dramático decremento del subsidio gubernamental otorgado a nuestra Academia.

“Por disposición del Convenio Multilateral de Bogotá —que ratificó el Senado de la República en 2012—, el gobierno federal tiene el deber de dotar a la Academia de recursos suficientes para desarrollar sus tareas. El Estado ha cumplido con su obligación, pero de manera muy limitada…”

En tales circunstancias, exactamente descritas por el director, transcurrió este año de afanes, contratiempos y logros de la Academia Mexicana de la Lengua, referente de primer orden en la vida cultural de esta República.

* Página en línea de la AML: https://academia.org.mx/