/ viernes 15 de noviembre de 2019

50

Tandariola

A las cinco de la tarde arribaba el camión proveniente de la capital del estado a Santa Rosalía, a ocho horas de distancia hacia el norte. Entre valijas y bultos diversos, emergían los ejemplares de El Sudcaliforniano del día. Los paquetes flejados inmediatamente se entregaban para expenderse. En muchas ocasiones había gente esperándolo, sobre todo cuando querían saber los números ganadores de la Lotería Nacional o como iba la Serie Mundial de Béisbol. Forma parte de mis recuerdos ochenteros.

Cuando alguno llegaba a mis manos, con mis ojos infantes lo devoraba. Literal. Ahí me enteré que la realeza británica arribó a un muelle de La Paz y fue recibida por el gobernador Alberto Andrés Alvarado Arámburo. Una nota de ensueño. Era 1983.

Supe también -por este periódico- de carnavales y comparsas, de accidentes de tránsito, de los conciertos de Luis Miguel y Timbiriche en el estadio C. Nahl, de autoridades que inauguraban escuelas y edificios, de acontecimientos en otras ciudades tan lejanas de mi pueblo, los avances increíbles de la ciencia, de las ofertas del CCC… El imaginario colectivo en hojas entintadas.

Para las generaciones de babyboomers y X, el impreso era entonces la panacea informativa en aquellas localidades que poco acceso tenían al mundo de la información debido a las circunstancias físicas que les separa del macizo continental.

Años después, cuando elaboraba la tesina para titularme, El Sudcaliforniano formó parte de las fuentes documentales de mi investigación. Para conocer el devenir de la vida cotidiana de nuestra entidad es ineludible la consulta de sus acervos hemerográficos.

Y como en todo, se dicen fácil cinco décadas de noticias.

El slogan (del celta “grito de guerra”) de este medio impreso identifica los actos sociales, políticos, policiacos, económicos, culturales y otros muchos más originados desde el palpitar diario de la media península y nos abre el panorama ante los hechos de otras partes del país y del mundo entero.

Como lectora pero también como reportera frustrada, reconozco el significado y valor de la labor periodística ante el rush de la noticia fresca, que se ligan a una procesión de acciones para la inserción de la fotoidónea, escoger el mejor encabezado, la revisión de los contenidos hasta llegar a la formación de las páginas que giran en los rodillos incansables de impresión para que cada mañana, acompañando el café, los lectores podamos abrir las páginas nuevas que huelen a tinta. La prensa asible. Como sucede con los libros nuevos, es un deleite.

Medio siglo, una vida completa, cincuenta analemas, miles de historias, más de 18 mil ediciones diarias, miles kilómetros de papel, miles de litros de tinta, muchas plumas, miles de encabezados, miles de fotografías, miles de asombros, mucha vida sudcaliforniana comprimida en papel y hoy, en digital. Ese es El Sudcaliforniano. Feliz 50 aniversario. Es un privilegio ser parte de sus páginas.

Eytale!

Cuando era estudiante universitaria en Sonora fui parte deuna cofradía que los domingos acudíamos a los estanquillos de periódicos y extraíamos los nutridos suplementos de los rotativos nacionales para introducirlos entre las hojas de uno local (no lo cuenten a mis progenitores). Cuando no podíamos hacerlo, leíamos los periódicos arrugados que envolvían las botellas ámbar de cerveza. Quizá en este mismo instante alguien lee esta columna, posfechada, quizá refrescándose el paladar.

Como lectora pero también como reportera frustrada, reconozco el significado y valor de la labor periodística ante el rush de la noticia fresca, que se ligan a una procesión de acciones para la inserción de la fotoidónea, escoger el mejor encabezado, la revisión de los contenidos hasta llegar a la formación de las páginas que giran en los rodillos incansables de impresión para que cada mañana, acompañando el café, los lectores podamos abrir las páginas nuevas que huelen a tinta. La prensa asible. Como sucede con los libros nuevos, es un deleite.

Comunicóloga, fotógrafa, diseñadora y sibarita.

iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTA

La Tandariola también se escucha. Disponible en podcast en Ivoox.

Tandariola

A las cinco de la tarde arribaba el camión proveniente de la capital del estado a Santa Rosalía, a ocho horas de distancia hacia el norte. Entre valijas y bultos diversos, emergían los ejemplares de El Sudcaliforniano del día. Los paquetes flejados inmediatamente se entregaban para expenderse. En muchas ocasiones había gente esperándolo, sobre todo cuando querían saber los números ganadores de la Lotería Nacional o como iba la Serie Mundial de Béisbol. Forma parte de mis recuerdos ochenteros.

Cuando alguno llegaba a mis manos, con mis ojos infantes lo devoraba. Literal. Ahí me enteré que la realeza británica arribó a un muelle de La Paz y fue recibida por el gobernador Alberto Andrés Alvarado Arámburo. Una nota de ensueño. Era 1983.

Supe también -por este periódico- de carnavales y comparsas, de accidentes de tránsito, de los conciertos de Luis Miguel y Timbiriche en el estadio C. Nahl, de autoridades que inauguraban escuelas y edificios, de acontecimientos en otras ciudades tan lejanas de mi pueblo, los avances increíbles de la ciencia, de las ofertas del CCC… El imaginario colectivo en hojas entintadas.

Para las generaciones de babyboomers y X, el impreso era entonces la panacea informativa en aquellas localidades que poco acceso tenían al mundo de la información debido a las circunstancias físicas que les separa del macizo continental.

Años después, cuando elaboraba la tesina para titularme, El Sudcaliforniano formó parte de las fuentes documentales de mi investigación. Para conocer el devenir de la vida cotidiana de nuestra entidad es ineludible la consulta de sus acervos hemerográficos.

Y como en todo, se dicen fácil cinco décadas de noticias.

El slogan (del celta “grito de guerra”) de este medio impreso identifica los actos sociales, políticos, policiacos, económicos, culturales y otros muchos más originados desde el palpitar diario de la media península y nos abre el panorama ante los hechos de otras partes del país y del mundo entero.

Como lectora pero también como reportera frustrada, reconozco el significado y valor de la labor periodística ante el rush de la noticia fresca, que se ligan a una procesión de acciones para la inserción de la fotoidónea, escoger el mejor encabezado, la revisión de los contenidos hasta llegar a la formación de las páginas que giran en los rodillos incansables de impresión para que cada mañana, acompañando el café, los lectores podamos abrir las páginas nuevas que huelen a tinta. La prensa asible. Como sucede con los libros nuevos, es un deleite.

Medio siglo, una vida completa, cincuenta analemas, miles de historias, más de 18 mil ediciones diarias, miles kilómetros de papel, miles de litros de tinta, muchas plumas, miles de encabezados, miles de fotografías, miles de asombros, mucha vida sudcaliforniana comprimida en papel y hoy, en digital. Ese es El Sudcaliforniano. Feliz 50 aniversario. Es un privilegio ser parte de sus páginas.

Eytale!

Cuando era estudiante universitaria en Sonora fui parte deuna cofradía que los domingos acudíamos a los estanquillos de periódicos y extraíamos los nutridos suplementos de los rotativos nacionales para introducirlos entre las hojas de uno local (no lo cuenten a mis progenitores). Cuando no podíamos hacerlo, leíamos los periódicos arrugados que envolvían las botellas ámbar de cerveza. Quizá en este mismo instante alguien lee esta columna, posfechada, quizá refrescándose el paladar.

Como lectora pero también como reportera frustrada, reconozco el significado y valor de la labor periodística ante el rush de la noticia fresca, que se ligan a una procesión de acciones para la inserción de la fotoidónea, escoger el mejor encabezado, la revisión de los contenidos hasta llegar a la formación de las páginas que giran en los rodillos incansables de impresión para que cada mañana, acompañando el café, los lectores podamos abrir las páginas nuevas que huelen a tinta. La prensa asible. Como sucede con los libros nuevos, es un deleite.

Comunicóloga, fotógrafa, diseñadora y sibarita.

iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTA

La Tandariola también se escucha. Disponible en podcast en Ivoox.

ÚLTIMASCOLUMNAS